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Hielo olímpico: una alternativa?

En julio del año pasado (durante la última sesión del IOC) quedó claro que, por lo menos en las próximas 2 olimpíadas de verano, no habrá patinaje de velocidad. Gran parte del mérito, sin duda, lo tiene la FIRS por su prácticamente nula promoción del deporte en el mundo.Pero Torino 2006 demostró otra cosa: que el patinaje sobre hielo puede ser una alternativa valida para nuestros deportistas con aspiraciones de gloria olímpica.
De 18 medallas en juego para cada género en las competencias de pista larga, en la categoría masculina los ex patinadores sobre ruedas se llevaron 8 (con total dominio del equipo USA liderado por Chad), mientras que en la femenina una corredora canadiense se quedó con 5. En short-track sigue deslumbrando Apollo Anton Ohno, otro ex pistero.



Podría ser el patinaje sobre hielo la salvación de nuestro deporte sobre ruedas?

Mi amor por el patinaje sobre hielo viene de lejos. A fines de los '80, un día estaba entrenando solo -con mis "quad" obviamente- en la pista de mi club en Italia, cuando un distinguido señor que aparentaba unos cuarenta y pico, me pidió educadamente si podía patinar conmigo. Le contesté que sería un honor, y acto seguido sacó un par de patines bastante raros y con pinta de haber sido usados por décadas. El tipo tenía un estilo impecable, un paso largo muy eficiente y una forma excepcional de tomar las curvas. Le pregunté cuando y para qué equipo corría, creyendo que estaba en presencia de alguno de mis ídolos de juventud. Resulta que el señor había participado en las olimpíadas de Cortina en el '56 con el equipo italiano de carreras sobre hielo. Su nombre: Ottavio Cinquanta.
Mi trabajo me llevó a ser parte de la organización del mundial juvenil de pista larga sobre hielo en Baselga di Piné, a principios de 1993. Estaba encargado de darle asistencia en todo momento al presidente de la federación internacional de deportes sobre hielo ISU (en aquel tiempo un amable señor noruego) y al vicepresidente (hoy presidente), el mismo señor Cinquanta. Estar tan acomodado me facilitó tener acceso a la pista, a un par de cuchillas de competición y uno de esos trajes apretados y aerodinámicos.
Llevaba unos 6 meses sobre los nuevos in-line, así que pensaba que en principio estas cuchillas iban a ser mas o menos lo mismo. Entré en pista al principio de la recta de 150 mts (el óvalo es de 400 mts), miré al fondo y arranqué al mango. Una estupenda sensación, desde el primer momento: apreciar el deslizamiento sin ningún tipo de vibración, oír solo el ruido del viento -atenuado por la capucha del traje- y tomando, con un esfuerzo nimio, una velocidad inimaginable sobre ruedas! A la entrada de la curva, sonriendo a 50 dientes, me pongo la mano en la espalda y me preparo para el paso cruzado... Me dí cuenta de que la técnica no es exactamente la misma que sobre ruedas justo en el momento en que volaba patas arriba, deslizando los 50 metros de la curva entera sobre mi helado culo.
De todos modos tuve oportunidad de ir aprendiendo, llegando a enamorarme de esta disciplina en la que es mas importante la perfección técnica que la condición física (Lugea docet). Hasta llegué a competir una carrera: al finalizar el mundial juvenil, se corría una tradicional maratón-americana por equipos, mas de exhibición que otra cosa; como a los polacos les faltaba uno, me invitaron a correr para ellos. Está claro que di asco, pero por lo menos les ayudé a no llegar últimos: creo que fuimos 9º de 12 equipos. Todavía tengo la foto donde aparezco con ellos, en uniforme de polaco!
Al que tenga la oportunidad de probar patinaje sobre hielo, se lo recomiendo.

Pero es obvio que no fui el único en considerar la posibilidad de cruzar las dos disciplinas en esa época, ni mucho menos: 6 meses antes, durante el mundial de Roma (el 1º donde se utilizaron los in-line), los italianos y los yankies fueron apabullados en la maratón por dos holandeses -campeones de hielo- . Esa fue la revolución histórica del patín en línea, se sabe, pero fue también la puerta para que atletas de ambas disciplinas cruzaran alternadamente. Cuando nuestros corredores empezaron a dominar el elemento técnico (en un año), nunca mas un "hielero" volvió a asomar en las clasificaciones mundiales.
Pero no así al contrario: el corredor estadounidense KC Boutiette fue el gran pionero, y no es poca su contribución al suceso actual del equipo olímpico USA. KC ganó en 1993 el prestigioso Rollerblade America Tour, y decidió entonces probar patinaje sobre hielo. Se subió a un ómnibus con destino Milwaukee, atornilló unas cuchillas a sus botas de in-line, y en 6 semanas ganó los U.S. Olympic Trials en 5000 y 10.000, clasificándose para Hamar '94. Desde entonces y hasta Torino '06, no faltó en ninguna olimpíada. Además, contagió a otras dos figuras del patinaje sobre ruedas a que experimentaran la transición: Jennifer Rodríguez (tan convincente fue, que terminaría siendo su esposa), y el gran Derek Parra.
Jennifer es un fenómeno sobre ruedas, la única atleta en la historia que consiguió ganar títulos mundiales en patín carrera (12) y en patín artístico. Además, sobre hielo consiguió títulos mundiales y de Copa del Mundo, sumados a un bronce en los 1500 mt de Salt Lake en 2002. Derek, luego de montones de títulos mundiales sobre ruedas, se dejó convencer por KC y empezó su carrera olímpica en Nagano '98, llegando a obtener un oro y una plata en Salt Lake '02. Este suceso fue lo que llevó a su viejo amigo y rival, un tal Chad Hedrick, a probar suerte en el hielo.
El mismo Chad dice que, mientras estaba jugando en un casino de Las Vegas, vió en televisión la hazaña de Parra y pensó: "Yo también quiero eso!". Perdió la concentración en el juego, perdió 200 dólares, pero en ese mismo instante salió corriendo hacia la pista de hielo mas cercana. En poco mas de 3 años (y no sin sacrificios enormes), se convirtió en uno de los atletas olímpicos americanos mas condecorados de la historia, y en una figura mediática de relieve, algo nunca logrado por ningún patinador. '
Pero estos no son los únicos casos, en Turín también figuraron:
la canadiense Cindy Classen (que participó en los Panamericanos del '99, donde corría en juveniles), ganadora de 5 medallas y de la noche a la mañana heroína nacional en su país.
Joey Cheek, varias veces campeón nacional USA sobre ruedas, 1 oro y 1 plata
Shani Davies: el 1º afroamericano en ganar 1 oro en las olimpíadas invernales, ganó también una plata, y se cansó de cosechar títulos juveniles sobre ruedas en las pistas de su Chicago natal
Ipolito Sanfratello, múltiple campeón mundial e integrante del equipo FILA hasta el año pasado, medalla de oro en la persecución por equipos

Hay otras jóvenes promesas, y los estadounidenses están sin duda a la vanguardia en lo que respecta la transición al hielo, pero se trata de esfuerzos individuales de los mismos atletas y sus respectivos sponsors. Justamente un mes antes de Turín, irónicamente, el comité olímpico USA cortó fondos a la federación de patinaje sobre ruedas por no contar con un programa de trabajo específico para pasar atletas a hielo! Cosa que no les falta a canadienses, holandeses, alemanes y franceses: si bien son iniciativas de escasa entidad, son un buen principio y los resultados se verán quizás ya a partir de las próximas olimpíadas invernales. En Italia se intentó a fines de los años 90: cuando se asignaron las olimpíadas a Turín, se invitó algunos de los mejores patinadores del momento a iniciarse en la pista de hielo, Duggento y Belloni -entre otros-. Pero de ese grupo quedaron solamente Sanfratello y Adelia Marra, otra reconocida campeona. Mal no les fue, como se vió.

Vale la pena mencionar también el short-track (pista corta), donde las carreras son aun mas espectaculares si cabe y mas similares a las nuestras, y la presencia de ex corredores sobre ruedas también es importante. Basta apuntar el caso de una de las mas rutilantes estrellas, Apollo Ohno, varias veces campeón juvenil USA antes de pasar al hielo y ganar unas cuantas medallas olímpicas. Y Korea, líder mundial de la disciplina, se convirtió en pocos años en uno de los mercados mas importantes para el in-line gracias al reciente boom del short-track (deporte olímpico solo desde los '90).

El que haya leído hasta acá se estará preguntando: linda historia, pero de que nos sirve a nosotros? Bueno, en primer lugar, podemos aprender mucho de las competencias sobre hielo. Ese deporte tiene una tradición envidiable, con campeonatos mundiales desde el siglo IXX, presencia en todas las olimpiadas invernales que hubo, eventos de Copa del Mundo desde los '70, y una organización ejemplar en lo que respecta desde las competencias internacionales hasta los mas ínfimos torneos locales. Los estudios de biomecánica, fisiología, entrenamiento y psicología aplicadas a la disciplina son avanzadísimos. Las reglas son claras e iguales para todos, casi no existe el problema del variable medio mecánico, prácticamente no hay litigios arbitrales (la mayor parte de las competencias son contrareloj) y hay carreras y distancias para todos los gustos y edades.
Les parece poco? Entonces les digo mas: cobertura televisiva substancial, amplio espacio en prensa, y consistente presencia de sponsors de alto calibre como NIKE, Reebok, Adidas, Lancia, y otras multinacionales (en particular del sector financiero: casi nada). A eso súmenle las contribuciones de los respectivos comités olímpicos nacionales: es mucho mayor el flujo de dinero que reciben las federaciones de deportes olímpicos, y en consecuencia el que reciben los mismos atletas al ganar una medalla olímpica. Que además tienen pensiones de por vida, junto a otros innumerables privilegios.

Al parecer, a muchos atletas de cierto nivel les alcanza y les sobra... En USA sabemos que Brittany Bowe y Joey Mantia estuvieron probando hielo este invierno. En Italia, al día siguiente del oro de Sanfratello, Marco Falcone y Simone Bellia salieron corriendo hacia Baselga para participar en sus primeras carreras sobre hielo (y les fue bastante bien). El francés Alexis Contin lleva 2 inviernos corriendo (y ganando) sobre hielo, como sus compatriotas Briand y Giquel.
En fin: entrar en este deporte no es fácil. Hay que mudarse a zonas frías, adaptarse a una nueva técnica (aunque no cuesta demasiado), a entrenamientos aún mas duros de los nuestros, al hermetismo de un ambiente que todavía nos ve como bichos raros que invaden su territorio. Pero para corredores de talento puede significar una puerta al profesionalismo, a la fama, a ganar una cantidad suficiente de plata como para vivir de renta -o del deporte- para siempre.

Y si los dirigentes de los organismos internacionales (y nacionales) vieran mas allá de sus narices, se darían cuenta que un trabajo en común aportaría beneficios a ambas ramas (y a ellos mismos, faltaría mas!), pudiendo ser incluso un sostén para la próxima vez que pidamos ser admitidos entre las disciplinas de las olimpíadas veraniegas.

Y en Argentina? Tenemos entendido que Nora Vega ha estado dándole perfil a la idea en Ushuaia (siempre adelantada a su tiempo, la mujer). En efecto, si lo pensamos bien, de Neuquén para abajo (estaba por decir "de Malargüe" pero me acordé que por allí ya no quedan corredores; o si?), tenemos clima y espacio ideal para tener pistas. Que cuànto cuesta una pista de hielo? En EEUU a partir de unos 35.000 U$. El tema es complicado y da para el debate, pero en climas fríos como el de nuestra Patagonia los costos de mantenimiento son menores, y sin duda este deporte ofrecería una alternativa al bendito fútbol a los chicos/chicas de esa región; además de darle la posibilidad de sobresalir y participar en una olimpíada a nuestros patinadores sobre ruedas.
Se lo imaginan? A mi no me parece un sueño tan alocado.

M. Bresin
©PatinArgentino.com


Rodando por el país: Ushuaia
3 millones de chicos sobre ruedas!