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El caso de los hematocritos colombianos

El 27 de mayo pasado, la Fedepatin emitió sin hacer mucho ruido un comunicado oficial en el que se establecía la exclusión de 16 atletas del torneo selectivo final de cara a Cali, por valores superiores a los admitidos por la WADA y por la misma federación (que curiosamente pronunció una resolución al respecto el día 11 de mayo). En el comunicado se expresa claramente que bajo ningún concepto esto debía considerarse un caso de doping. Ver el comunicado acá >>
Así como está, suena raro desde el principio. Pero como es habitual en nuestro ambiente, algunas personas fueron muy rápidas en apuntar el dedo y acusar a estos jóvenes atletas de doparse, algo que no es fácil de demostrar... pero las habladurías son todavía mas difíciles de parar, como todo el que esté familiarizado con nuestro ambiente sabrá.
Un caso como este no tiene precedente en nuestro deporte, por lo que valía la pena investigar mas a fondo lo que pudo haber pasado. Desde junio he estado recopilando información sobre este “misterio”, aunque todo se resolvió justo antes de finalizar el mundial de Cali. Aún así, me pareció oportuno reflotar el caso justo ahora, cuando algunos de los corredores senior implicados están corriendo las últimas dos etapas de la WIC en Alemania, tratando de alguna manera de probar su inocencia.

Preliminares y hechos

Recordarán que a principios de esta temporada el Sr. Elías Del Valle fue cesado en sus funciones de seleccionador del equipo nacional colombiano, luego de una sanción disciplinaria bastante injusta. Elías fue considerado responsable por uno de esos estúpidos “bautismos” del que fuera objeto un juvenil el año pasado en el mundial de Anyang, si bien el técnico se enteró recién a varios días del suceso. El buchón fue el padre del muchacho involucrado, al parecer un allegado de don Carlos Orlando Ferreira... pero no tan allegado a él como supo ser Del Valle, hasta que este año tuvieron un problema personal que no viene al caso mencionar.

Desde la partida de Del Valle (que tenía varios de sus corredores en el seleccionado), en apariencia el clima del equipo cafetero no era idílico. Justamente cuando el evaluativo final se estaba desarrollando en Cali, el 25 de mayo a las 6:00 de la mañana, varios dirigentes federales irrumpieron en los hoteles donde se alojaban los atletas para tomar muestras de sangre. Ningún protocolo de la WADA fue seguido en este caso (sobre todo considerando que había menores), pero la Fedepatín tiene derecho a hacer algo así. Esas muestras fueron llevadas a un laboratorio privado para ser analizadas: otro procedimiento no-WADA, ya que debería ser el laboratorio del Comité Olímpico Nacional el que lleve a cabo los test y eventualmente sugiera la separación de atletas de un seleccionado, aún así esto también es prerrogativa de la Fedepatín.
Los resultados se conocieron mas de 24 horas mas tarde, y los atletas implicados inmediatamente separados del selectivo. Ahora, los porcentajes reflejados en los resultados, a decir verdad, suenan bastante sospechosos. La WADA indica para poblaciones que residen a nivel del mar un porcentaje superior al 50% (varones)-48%(mujeres) como posible signo de trampa, aunque autoridades medicas consideran que un poco mas del 50% podría ser normal en ciertos casos (ver acá >>).
El caso de Andres Felipe Muñoz es tópico: su marca fué de 51.3%, aparentemente el mas alto encontrado entre los atletas implicados. Nos consta por documentos en nuestro poder que poco antes e inmediatamente después de los análisis “oficiales”, este muchacho tenía valores entre 47% y 49% según pruebas hechas por otros laboratorios privados e incluso uno por la Cruz Roja local. La moayoría de los otros 15 corredores hicieron lo mismo, aún en el mismo laboratorio usado por la Fedepatín, y los resultados fueron en todos los casos de valores inferiores. Algunos solicitaron una contra-prueba: “se hizo y los resultados son los mismos”, les dijeron sin mas las autoridades de la Fedepatín. Pero esos resultados no se encuentran por ninguna parte, y las muestras fueron inmediatamente destruidas por los protocolos sanitarios. Hay que decir que, desde que no hubo ninguna declaración formal de doping, la WADA no prescribe contra-pruebas.
Ahora, estudiemos los resultados: en atletas efectivamente dopados, los niveles de hematocrito en sangre son normalmente del 60% o superiores. Además vale la pena considerar los factores externos que pueden aumentar temporalmente los valores de hematocrito en una persona:
● horario de toma de la muestra para analizar el hematocrito.
● posición adoptada durante la toma de la muestra.
● temperatura ambiente del sitio donde se toma la muestra.
● tiempo que se deja el torniquete antes de sacar la muestra.
● ángulo de incidencia del bisel de la aguja sobre la vena.
● variación en la técnica de análisis y uso de equipos de laboratorio.
● estado de hidratación del deportista.
● ritmo circadiano.
● tiempo de reposo antes de la toma de la muestra.
● lugar de entrenamiento geográfico en altitud.
● duración de la competencia.
● estado nutricional del competidor.
● en deportistas en crecimiento.
● la sumatoria de todas las variables anteriores.
A ver, piensen por un momento: si tuvieran 17 años y estuvieran durmiendo plácidamente, cuando de improviso en medio de la noche los despierta un energúmeno feo y peludo y les clava una aguja en el brazo... ¿Creen que hubieran tenido valores normales? Por mi parte, les puedo asegurar que como mínimo me habrían hecho falta un par de calzoncillos limpios. Pero el factor que muchos parecen no haber tenido en cuenta es justamente el mas importante: muchos de estos 16 patinadores nacieron, viven y se entrenan en altura, de ahí que tengan valores de hematocrito naturalmente mas altos que la media. Como si todo eso no bastara, este tipo de test tiene un margen de error muy alto si no se hace con instrumentos precisamente calibrados y personal adecuadamente preparado. Recordemos que todo esto pasó en un país que no destaca justamente por su impecable esmero procedural y refinamiento profesional: el monumental papelón organizativo recientemente visto en Cali debería servir como ejemplo.

Los patinadores implicados en el caso formaron una coalición, contrataron a un abogado y reclamaron a la Fedepatín que hiciera un contraanálisis para limpiar sus nombres al menos. La respuesta del juez, como era de esperar, favoreció a la Federación un par de días antes de finalizar el mundial.
Por último, habría que recalcar que el comunicado original de la Fedepatín hablaba de un alejamiento de los corredores del seleccionado para “preservar su salud”. Entonces ¿porqué no ordenaron (o al menos sugirieron) que se hagan análisis mas extensivos a estos atletas, ya que un porcentaje alto de hematocritos indica varias posibles patologías peligrosas?
En fin, caso cerrado. Pero la verdad es que ninguna de las partes fue capaz de (o le dejaron) demostrar su inocencia o culpabilidad mas allá de cualquier duda.

Preguntas sin responder

Ya que estamos, podríamos hacernos algunas preguntas mas. Aún habiendo tenido a mano los elementos que mencioné hasta ahora, ¿no se les ocurrió que todo este asunto no tenía mucho sentido? ¿No les pareció demasiado raro que 16 entre los mejores corredores colombianos (de distintos clubes y ciudades) estuvieran recurriendo al doping, todos al mismo tiempo? Incluso juveniles!
Si la Fedepatín sospechó de doping en ese momento: ¿Porqué no hizo análisis concluyentes para desenmascarar el uso de EPO? Manipulación sanguínea en este caso no tiene sentido, ya que los valores que muestran los tests posteriores al oficial son similares. SI hubiese habido ese tipo de doping, al cabo de uno o dos días los valores hubieran sido mucho menores, con gran diferencia.
Hace un tiempo publicamos un estudio sobre el uso del doping en el patinaje (ver acá >>). La conclusión es que, en el patinaje de hoy en día, quien considere el uso de doping es directamente un tarado. En particular, el precio de los tratamientos que tienen que ver con el incremento del porcentaje de hematocritos son simplemente absurdos desde la relación costo/efectividad, dados los ridículamente bajos premios que dan incluso en las maratones mejor pagas o incluso las becas por ganar mundiales. Además, las necesidades fisiológicas que afrontan los patinadores en nuestras carreras (hasta las mas duras) no justifican el uso de este tipo de dopaje. Por lo menos, para los BUENOS patinadores.

Así que esta es mi hipótesis: este fué otro caso mas de intereses personales y políticos mezclándose con la carrera de jóvenes atletas. No es la primera vez ni será la última, pero el hecho es que nunca sabremos lo que fué barrido debajo de la alfombra en Colombia.
Por supuesto, cada uno de ustedes tiene derecho a mantener su propia opinión en relación a este despelote. Lo único que les pido es que la próxima vez que algo así vuelva a pasar, traten de enterarse de lo que realmente pasó antes de acusar injustamente a un patinador.

M. Bresin © SpeedSk8rs.com - Gracias al Dr. Alfredo Riera (especialista en doping de la UAR)


Utopía
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